Marruecos IV. Cruzando el Alto Atlas

Suena el despertador. 6:30am. A casi nadie le gusta madrugar tanto durante unas vacaciones, pero esta vez no importaba lo más mínimo. Con la indumentaria de un auténtico nómada bereber y el depósito lleno de gasolina, Hassan nos esperaba en la puerta del hotel: comenzaba nuestra excursión al desierto.

Teníamos un largo camino a través de las montañas del Atlas hasta llegar al desierto. Esta cordillera se extiende por todo el norte de África desde Marruecos hasta Túnez, dividiéndose en tres macizos principales. Uno de ellos, es el Atlas Marroquí, que se compone de tres subcordilleras a su vez: el Atlas Medio, el Anti-Atlas y el Alto Atlas, que es el que atravesamos en esta primera parte de la ruta. Los paisajes son extraordinarios, los colores cambian de naranjas a verdes, los arcenes de las carreteras son ocupados por vendedores, adelantarás a burros y dromedarios o verás ganado pastando a escasos metros de la carretera y cruzarás el paso de montaña Tizi n Tichka, el punto más alto de la ruta con 2260 m sobre el nivel del mar.

Varias personas en España nos habían pedido aceite de Argán, algunos lo llaman ‘el oro líquido de Marruecos’ por la infinidad de usos que tiene. Así que aprovechando que nuestros cuerpos empezaban a pedir el almuerzo a gritos, Hassan eligió un lugar estupendo para tomar un tentempié, del que hablaremos en la sección ‘Lodging & Cuisine’. El sitio compartía espacio con una cooperativa femenina de aceite de Argán. Las mujeres que allí lo trabajan nos explicaron todo el proceso e incluso animaban a los turistas a intentarlo, con escasos resultados, pues abren el fruto con piedras a base de golpes y ¡aquello estaba muy duro!

Con el estómago en orden, seguimos nuestra travesía por las montañas dirección Ourzazate. Aunque por el camino ya se pueden ver kasbahs, conjuntos de auténticas casas de adobe, la que realmente estábamos buscando era Aït Benhaddou, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y muy famosa por la cantidad de películas que en ella se han rodado como la Joya del Nilo, la Momia o Gladiator. Hassan se sabe todas, y cómo no, nos llevó por caminos donde no podíamos evitar bajar del coche y simplemente, observar esos paisajes que nunca antes habíamos visto.

Habíamos visto muchas fotos de este lugar, pues es carta de presentación cuando se vende esta ruta, y la verdad: superó nuestras expectativas. Ahmed nos explicó la historia de este kasbah con un español excelente y como la fortificación estuvo habitada por la tribu de los ben Haddou hasta que comenzó el abandono de la ciudad. El kasbah se fue deteriorando hasta que la declaración de la Unesco ayudó a que rehabilitaran gran parte.

Llegó el medio día y ya no había quien aguantara al sol, a pesar de que Ahmed nos repetía que ‘aquello no era nada’…así que era el momento perfecto para degustar ricos platos bereberes en un sitio ‘a pie de kasbah’ estupendo.

Si os ha gustado lo que vimos durante la mañana del primer día de ruta, os vais a enamorar de lo que nos deparaba la tarde…

Esperamos que este post sea de gran ayuda para futuros viajeros. Si tienes cualquier duda u opinión, no dudes en escribirnos un comentario o correo, y recuerda que puedes seguirnos la pista a través de Facebook aquí, o el resto de RRSS que aparecen en los banners. ¡Gracias por leer y hasta la próxima!

Photos by Wander on World