El Camino de Santiago es, posiblemente, la ruta más popular para hacer a pie de toda Europa y una de las más reconocidas a nivel mundial.
Cumplir con este trayecto, desde cualquiera de las opciones posibles, desde el Camino Francés, muy popular y transitado, al Camino Lebaniego desde San Vicente de la Barquera, espectacular, muy tranquilo y una de las más antiguas rutas de peregrinaje, o desde alguna otra de las muchas posibilidades posibles, es una experiencia que combina lo espiritual y la magia con la belleza de unos entornos naturales de gran belleza y valor paisajístico.
Se trata de una aventura que proporciona encuentros con otros peregrinos que perdurarán para toda la vida, pero que, especialmente, abre la puerta a una relación más intensa y emotiva con uno mismo, una oportunidad para conocerse a fondo, para perdonar errores y proyectar un futuro mejor. El Camino de Santiago es un recorrido por el mundo exterior y, también, en la misma medida, por el interior.
El peregrino puede elegir entre vivir una aventura vital o sentirlo como un simple, pero maravilloso paseo turístico. Decidir si usarlo como un acercamiento a la religión y a la historia del lugar, algo místico y trascendental, o buscar el contacto con la naturaleza, la tradición y la cultura de los diferentes lugares por los que pasa.
En definitiva, todo depende de la visión y del espíritu con el que se emprenda este viaje, pues los motivos son muchos y variados, no en vano todos los años más de 400.000 turistas llevan a cabo este trayecto, y cada uno de ellos lo hace por alguna razón propia y particular. Lo que sí está claro es que la inmensa mayoría de ellos sale transformada, en paz consigo mismo, cargado de energía y de ideas.
El Camino de Santiago se diferencia de cualquier otra ruta por el poder de transformación personal que ejerce sobre aquellos que se animan a recorrerlo.
DIFERENTES OPCIONES PARA REALIZAR EL CAMINO DE SANTIAGO
Otro de los valores diferenciales que ofrece esta ruta son las muchas opciones para llevarlo a cabo. Cada uno de ellos proporcionará sus propios desafíos y maravillas. Es recomendable, antes de elegir una de ellas, analizarlas para saber con cuál se va a disfrutar más de la aventura. Estas son las más populares.
EL CAMINO FRANCÉS
Comienza en Saint Jead Pied de Port (Francia) o bien en Roncesvalles (España). Se realiza por una ruta bien señalizada con numerosos lugares para descansar y disfrutar durante una distancia de unos 780 km, si se elige la ciudad francesa para la salida. Atraviesa Navarra, La Rioja, Castilla y León, y Galicia.
EL CAMINO PORTUGUÉS
En este caso, la ruta tiene su punto de partida en la capital portuguesa o desde Oporto, con 610 o 240 km de recorrido, respectivamente. El Camino Portugués presenta un trayecto más cómodo, sin tantos desniveles, y cruza el norte de Portugal y Galicia
EL CAMINO DEL NORTE
Desde Irún, en Guipúzcoa, se inicia este camino de aproximadamente 825 km de distancia a cubrir por la costa norte de la península. La espectacularidad de este litoral y sus montañas lo hacen especialmente atractivo.
EL CAMINO PRIMITIVO
La ruta más antigua empieza en Oviedo y mantiene una distancia a superar de 230 km. Su terreno montañoso, atravesando Asturias y Galicia, lo hacen realmente hermoso, aunque su dificultad es alta.
Otras opciones también muy populares son la Vía de la Plata (desde Sevilla), el Camino Inglés (desde El Ferrol) y el Camino de Finisterre (el mas corto, apenas 90 km, comienza en el propio Santiago de Compostela).