Existe una plaza al sur de Ámsterdam, llamada Museumplein, repleta de museos que hacen honor a su nombre. Sin embargo, esta plaza es mucho más que eso, está llena de vida y alberga la famosa escultura ‘I Amsterdam’, Yo soy Ámsterdam, símbolo de la tolerancia y multiculturalidad que caracteriza a la sociedad de esta gran ciudad.
Museumplein está formada por extensas zonas verdes, parques, cafeterías y un gran estanque de agua que en invierno se convierte en una divertida pista de patinaje, y todo ello, escondido tras las paredes que forman los museos que la rodean como Rijksmuseum o el Museo de Van Gogh. Sin embargo, lo que primero llamará tu atención cuando llegues será la famosa escultura I Amsterdam en color blanco y rojo, que como decíamos, intenta reflejar la tolerancia que caracteriza a la ciudad a través del juego de palabras inglesas ‘I Am Amsterdam‘, Yo Soy Ámsterdam. Tendrás que tener paciencia con la foto y dedicarle tiempo si no quieres salir con unos cuantos desconocidos ;). Para llegar a Museumplein, tranvía 2 ó 5: parada Hobbemastraat.
El principal motivo de nuestra visita a la plaza fue Rijksmuseum (Museo del Reino), principal museo de arte del país. Tras diez años de restauración y renovación, abrió sus puertas en el 2013, sin embargo, ese mismo año se inició una segunda fase de transformación, la del ala Philips, donde se habían expuesto colecciones durante el tiempo que el resto del edificio estaba en obras. Ha sido finalmente en noviembre de 2014 cuando se ha dado por finalizado y los visitantes del museo se han multiplicado: se han reorganizado las colecciones, se han abierto patios, se ha creado una especie de hall público y el edificio permite el paso de luz natural. Todo esto se intensifica mucho más si sabes que detrás de este gran trabajo están los arquitectos sevillanos Cruz y Ortiz.
El museo tiene cuatro plantas, desde la 0 hasta la 3, y en el hall de entrada ofrecen mapas con planos en planta de cada una de las salas y su contenido. Aunque hay una gran cantidad de obras, porcelanas, casas de muñecas, barcos y antigüedades, pudimos comprobar que la mayoría de los visitantes van a la Galería de Honor (foto superior), donde se encuentran las obras del Siglo de Oro. El precio de la entrada fue de 17.5€ y para llegar hasta aquí, mismas indicaciones que para Museumplein.
Os dejamos con las fotos de lo que más nos gustó o llamó la atención, sobre todo, el cuadro de La Lechera, ¿no te vienen a la mente los yogures de Nestle? ;), y la librería, un rincón silencioso y discreto lleno de libros de suelo a techo, con estanterías de hierro y escaleras de caracol, nos recordó a Harry Potter :).
A la salida de Rijksmuseum, nos acercamos a las inmediaciones del Museo de Van Gogh, en esos momentos en obras, y a Stedelijk (Museo de Arte Moderno). No entramos a ninguno de los dos, pero si curioseamos en la tienda de Stedelijk y puedes encontrar cosas chulas, había cientos de libros, posters, tazas…si van con hueco en la maleta, acabas comprando algo seguro ;). El edificio llama mucho la atención cuanto más alejado estás de él, pues parece una inmensa bañera blanca.
Justo en el punto diametralmente opuesto al Rijksmuseum, encontramos el Concertgebouw, una sala de conciertos, aunque por fuera pudiera parecer cualquier cosa menos eso. Dicen que la acústica del edificio es perfecta y envidia de muchos ingenieros de sonido de todo el mundo. Ofrecen conciertos gratis de media hora los miércoles a las 12:30.
Vista la plaza, nos dirigimos al centro histórico, para finiquitar una zona que nos había quedado pendiente el día anterior. Se trata del canal Singel, el primero de los cinco anillos concéntricos que rodean al Centro Medieval. Lo primero que nos encontramos es Munttoren, en la agitada plaza Muntplein. La torre fue una de las principales puertas de la muralla medieval de la ciudad. Si pasas la torre, comienzas a pasear por el canal Singel, a ver sus peculiares y originales casas y la parte trasera de los puestos de Bloemenmarkt. ¿Que qué es este nombre tan raro?, te lo contamos a continuación :).
Llegamos a la guinda de la tarta con Bloemenmarkt, un mercado de flores que parece flotar sobre el canal. Y es que antiguamente así era, los jardineros amarraban aquí sus barcas para vender la mercancía a los lugareños. Hoy en día está formado por decenas de casitas sobre pilares, cada una de ellas muestra más explosión de color que la anterior, puedes encontrar bulbos de un sinfín de flores, tulipanes de diferentes materiales, molinos o zuecos de madera. En definitiva, un mercado súper chulo que merece la pena acercarse a ver.
El horario del mercado es de 9:00 a 17:30 lunes a sábado, y de 11:00 a 17:30 los domingos. Para llegar hasta aquí, tranvías 1, 2 ó 5: parada Konings-plein.
Como ves, la zona sur de la ciudad ofrece un montón de atractivos y eso que dejamos pendiente para la próxima visita el parque de Voldelpark y Heineken Experience. Pero siempre hay que dejar algo por ver para volver, ¿no?
Esperamos que este post sea de gran ayuda para futuros viajeros. Si tienes cualquier duda u opinión, no dudes en escribirnos un comentario o correo, y recuerda que puedes seguirnos la pista a través de Facebook aquí, o el resto de RRSS que aparecen en los banners. ¡Gracias por leernos y hasta la próxima!
Photos by Wander on World