Es curioso saber que lo que se ha convertido ya en un icono mundial y un elemento sin el cual nadie imagina París, haya estado en su pasado a punto de desaparecer tras la finalización de la Exposición Universal para la cual Gustave Eiffel construyó la torre.
Sin embargo, y dada la popularidad entre los parisinos, finalmente su temporalidad se convirtió en permanencia. La Torre Eiffel tiene 320 de altura, lo que ha día de hoy no supone gran cosa pero en su momento la dio protagonismo como el edificio más alto del mundo. Su enrejado metálico de color bronce es ya famoso y tiene réplicas hasta en Japón, donde construyeron la Tokyo Skytree en la capital, de la que ya hablamos hace unos meses aquí.
Cualquier lugar es bueno para ver la torre y fotografiarla, nosotros optamos por cruzar el Sena y verlo desde los Jardines del Trocadéro, pero otra zona también muy buena es el Campo de Marte (Champ de Mars) donde además podrás descansar y tumbarte en la hierba si tienes la suerte de que el clima acompañe.
Es uno de los edificios más visitados del mundo, de modo que las colas para acceder a los ascensores interiores son escalofriantes. Si tienes pensado subir, te recomendamos comprar las entradas con antelación por Internet aquí y de ese modo te ahorrarás largas esperas. Los ascensores suben por tres pilares y hay tres niveles diferentes: 57, 115 y 276 m, respectivamente. En la plataforma 2ª hay que cambiar de ascensor para subir al siguiente nivel.
Las vistas desde arriba deben ser espectaculares, sin embargo nosotros preferíamos conseguir una vista panorámica en la que estuviera incluida la propia Torre Eiffel, algo similar a lo que nos ocurrió en Nueva York con el Empire State, pero ya se sabe que esto va para gustos. En cualquier caso, te hablaremos de la alternativa que elegimos en próximas publicaciones. El precio de la entrada varía en función de la plataforma a la que quieras llegar, por ejemplo, a la 2ª son 9€ y a la 3ª 15€. Puedes consultar más desgloses de precios y horarios en el link anterior.
La torre deslumbra en cualquier época del año, pero si además es otoño, la estampa es preciosa…
Y como estamos en París y hay mil cosas por ver, despedimos a la tour y seguimos con el día. Nuestro siguiente punto fueron Los Inválidos, un palacio construido a petición del rey para que los lisiados de guerra que habían perdido su hogar, tuvieran un lugar donde refugiarse. El edificio es famoso no sólo por su exterior con su alta cúpula dorada, sino porque aquí se encuentra la sepultura de Napoleón Bonaparte. La parada de metro más cercana es Varenne (línea 13), aunque se llega fácilmente dando un paseo desde la Torre Eiffel.
En el punto diametralmente opuesto a Los Inválidos y al otro lado del Sena, nos encontramos con la imponente Ópera Garnier, lugar que rápido viene a la mente cuando piensas en el Fantasma de la Ópera. Cuando nosotros quisimos llegar, ya habían cerrado, pero el interior debe ser impresionante si las fotos no mienten: riqueza, opulencia y lujo por doquier es lo que en su día Napoleón quiso incluir en la creación del nuevo edificio para la ópera de París. La visita se puede hacer por libre (9€) o guiada (13€) y el horario es de 10:00 a 16:00. Nosotros utilizamos la parada Auber (línea A de RER), pero también está muy cerca la parada Ópera (líneas 3, 7, 8).
Justo frente a la ópera, encontrarás las famosas Galerías Lafayette, algo así como un Corte Inglés a lo bestia. Son varios edificios separados por secciones y unidos por pasarelas en las que no pierden oportunidad de mostrar sus productos. Dada la cercanía de la Navidad cuando fuimos, los escaparates eran una auténtica obra de teatro, decenas de niños se agolpaban en los cristales para ver el espectáculo.
Nos desviamos un poco del IX Distrito para visitar el Centro Pompidou, foco de arte moderno y contemporáneo. Aunque actualmente el entorno se haya acostumbrado a su presencia, este edificio en su momento causó un gran impacto pues parecía un autentico mecano de colores en el medio de París. La singularidad se encuentra en su exterior, está absolutamente lleno de conductos de ventilación, tuberías de agua, escaleras o ascensores, es decir, su arquitecto decidió colocar fuera todo lo que debiera ir dentro. Además siguió una patrón de colores como el verde para conductos de agua, el rojo para circulación de personas o el azul para climatización, ¡cómo jugando a los legos! La parada de metro más cercana es Rambuteau (línea 11), pero también se puede ir hasta Châtelet (líneas 1, 11, 14) o Châtelet-Les Halles (línea B de RER).
Al sur del centro, en la Plaza Igor Stravinsky, pudimos ver las fuentes mecánicas con figuras originales como claves de sol, esqueletos o enormes labios rojos.
Y por último, y para cerrar otro gran circuito por esta gran ciudad, no puedes dejar de visitar el Arco de Triunfo, el segundo elemento icono parisino y representante de las victorias de Francia bajo el mandato de Napoleón. Uno de sus elementos clave es la Tumba al Soldado Desconocido, en honor a todos los fallecidos durante la I Guerra Mundial sin identificación. El segundo elemento clave es la azotea, desde la cual se ven las doce avenidas que parten desde la caótica rotonda Charles de Gaulle. El precio de la entrada es de 9.5€. Para llegar a la base, accede por cualquier de los pasos inferiores que hay en las avenidas, NO intentes cruzar la rotonda, el tráfico de coches es permanente y no hay pasos de cebra.
Aunque al comprar la entrada no avisen, no dejan utilizar trípode en la azotea, así que si tu idea es subir para conseguir buenas fotografías nocturnas, piénsalo antes. Las vistas son originales y consigues los 360º para ver la docena de avenidas, pero creemos que los 9.5€ son algo excesivos. La parada de metro más cercana es Charles de Gaulle – Etoile (línea 1, 2, 6 ó A de RER).
De las doce avenidas que parten de Charles de Gaulle, la más confluida y famosa es Campos Elíseos (Champs-Élysées), no por su longitud de casi 2 kilómetros, que también, sino por albergar las tiendas más exclusivas y lujosas a nivel mundial como Cartier, Chanel o Louis Vuitton.
Finalizado otro gran día parisino y dispuestos a llenar el estómago con los mejores platos de la zona.
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Photos by Wander on World
