Aun a 40º de temperatura y molestando hasta el reloj, Córdoba desprende tal riqueza cultural que se lo perdonas todo.
Aprovechando que el hotel se encontraba en el norte de la ciudad, comenzamos la ruta turística en la Torre de la Malmuerta de Córdoba, destacando entre los edificios ya modernos de su entorno. Según cuentan las leyendas, una dama cordobesa murió en manos de su marido celoso y de ahí el nombre que le dieron al lugar.
Caminando hacia el suroeste, nos encontramos con el Palacio de la Merced, antiguamente convento pero actualmente Diputación de Córdoba. Su interior debe albergar los mejores retablos barrocos de la ciudad y en los patios interiores siempre hay exposiciones, pero nosotros no vimos ni lo uno ni lo otro porque era Jueves Santo y las 16:00 horas y estaba cerrado. La entrada en cualquier caso es gratuita.
Buscando la sombra y el frescor de los parques para soportar las altas temperaturas, caminamos hacia el casco histórico de la ciudad pasando por el Paseo de Córdoba, que aunque en esos momentos parecía la calle fantasma, en condiciones normales debe estar lleno de ejecutivos por las mañanas y familias por las tardes, ya que la zona está llena de oficinas, restaurantes, tiendas y el propio paseo en sí, de fuentes y zonas verdes. Se conoce a veces como ‘Paseo Marítimo‘ por lo largo y lineal que es y surgió a raíz de eliminar las vías de tren que dividían la ciudad. Ahora toda la zona contrasta brutalmente con el casco histórico y es como si Córdoba tuviera dos caras.
Nos adentramos ya en el centro a través de la Avda. del Gran Capitán, y sin darnos cuenta empezamos a ver las primeras pinceladas de la Semana Santa (qué calor debían estar pasando…sabemos que ahora cuesta creerlo ya entrado el otoño, pero el calor era sofocante aquel día y ¡sólo era Abril!)
A partir de aquí comenzamos a callejear con todas las de la ley, ni mapa ni nada, dirección sur y a disfrutar de todo lo que fuéramos encontrando. Lo primero fue una parte del Barrio Judío…una pequeña calle repleta de tiestos con flores, un hotel camuflado tras unas murallas, casas bajas, paredes blancas…aquello ya empezaba a parecerse a lo que teníamos en mente.
Y casi sin darnos cuenta, llegamos al Alcázar de los Reyes Cristianos, una fortaleza que ha tenido múltiples usos a lo largo de la historia y que ha servido tanto de Sede del Santo Oficio para la Inquisición, como de cárcel, además de ser lugar de residencia de los Reyes Católicos durante ocho años. Las vistas desde sus cuatro torres (Los Leones, El Homenaje, La Inquisición y Las Palomas) son impresionantes, se puede ver al río Guadalquivir surcando la ciudad, el puente romano o las caballerizas reales. El alcázar se divide en varias plantas, la superior es la de las torres, la intermedia la de los salones y la inferior la de los patios.
Lo que más nos impresionó del complejo fueron sin embargo los Jardines del Alcázar, una extensión inmensa de árboles geométricamente podados, arbustos, plantas, flores y fuentes, es como perderse en laberintos cual Alicia en el País de las Maravillas. Puedes encontrar más información aquí y consultar horarios aquí.
Tras la visita a los Jardines del Alcázar, decidimos acercarnos a las Caballerizas Reales que habíamos visto antes desde las torres, con la suerte de que a la media hora, comenzaba un espectáculo ecuestre que nos quedó boquiabiertos (os lo contamos todo en el próximo post). Cuando quisimos salir, ya había anochecido pero aún no era hora de cenar, así que fue el momento perfecto para ver y fotografiar el magnífico Puente Romano y la Puerta del Puente, que es así como se conoce a la puerta renacentista que hay justo en el inicio del puente y una de las tres únicas puertas que se conservan en la ciudad.
En las inmediaciones del puente, del lado del Barrio de La Catedral, encontramos uno de los once Molinos del Guadalquivir, el Molino de la Albolafia, que aunque restaurado, es increíble que aun se conserve en tan buen estado.
El Puente Romano es espectacular, tanto de día como de noche, salvando el río Guadalquivir y uniendo dos barrios. Durante muchos años fue el único puente con el que contaba la ciudad y se ha ganado su fama hasta de actor, pues se rodaron algunas escenas de la película española Carmen y actualmente, se están rodando escenas para la serie televisiva Juego de Tronos. Por nuestra parte, no supimos con qué lado del puente nos quedábamos, si la orilla norte desde la que se ve la Torre de Calahorra, o la orilla sur desde la que se captura la Mezquita.
En cualquier caso, una ciudad preciosa que no nos defraudó e hizo que nos olvidáramos del calor y el cansancio y tuviéramos sed, pero de ver más. Ahora sí que sí, nos habíamos ganado la cena, así que al centro a buscar un sitio recomendado y del que hablaremos en la sección de gastronomía.
Esperamos que este post sea de gran ayuda para futuros viajeros. Si tienes cualquier duda u opinión, no dudes en escribirnos un comentario o correo, y recuerda que puedes seguirnos la pista a través de Facebook aquí, o el resto de RRSS que aparecen en los banners. ¡Gracias por leer y hasta la próxima!
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